Efecto Colectivo Norte impulsa nuevas alianzas para transformar la educación con el poder de un ecosistema de soluciones

La iniciativa, impulsada por Fundación Reimagina con el apoyo de BHP Foundation, reconoció tres proyectos que están mejorando aprendizajes en Lenguaje y Matemáticas y fortaleciendo habilidades del siglo XXI.
Por Fernanda Guajardo Sepúlveda, El Mercurio, 9 de octubre de 2025
Con una ceremonia realizada en el auditorio de Fundación Telefónica, Efecto Colectivo Norte celebró la expansión de su modelo de innovación educativa hacia las regiones del norte del país. La iniciativa —liderada por Fundación Reimagina, con el apoyo de BHP Foundation y el patrocinio del Ministerio de Educación y la Unesco— distinguió a tres proyectos ganadores y a un grupo de finalistas que, desde distintas regiones, están generando impacto real en la educación pública chilena. El fondo, que financia y fortalece a organizaciones con innovaciones efectivas y escalables, busca mejorar los aprendizajes en Lenguaje y Matemáticas y promover el desarrollo de habilidades del siglo XXI, como la creatividad, la colaboración, la comunicación y el pensamiento crítico. Todo lo anterior, generando ecosistemas de innovaciones educativas que se potencian entre sí para multiplicar su impacto desde una mirada local. En su primer año de ejecución, Efecto Colectivo ya ha beneficiado a más de 26.000 estudiantes, 1.243 docentes y 266 directivos, además de articular 21alianzas activas entre instituciones públicas, privadas y académicas a lo largo del país. Durante la ceremonia, la directora ejecutiva de Fundación Reimagina, Ana María Raad, subrayó que esta nueva etapa representa “un paso clave para fortalecer las capacidades locales y reducir las brechas que aún persisten en regiones como Atacama y Tarapacá”. Según explicó, los resultados educativos en el norte del país “siguen por debajo del promedio nacional, y eso exige modelos más contextualizados, que consideren la identidad, los saberes y la realidad de cada comunidad educativa”.
El director de Educación Pública, Rodrigo Egaña, coincidió en la importancia de la articulación entre sectores. “La mejora en la tarea educativa debe ser un compromiso colectivo, no sólo de los que estamos formalmente integrados al sistema, sino también de todos los que pueden aportar. Este fondo representa un gran paso en esa dirección”, afirmó, destacando el valor de la alianza públicoprivada que sostiene la iniciativa.
En representación del mundo empresarial, la presidenta de Sofofa, Rosario Navarro, valoró la capacidad del programa para reunir actores diversos con un propósito común: “La conexión entre la sociedad civil, el Estado y el mundo empresarial puede convertirse en una verdadera fuerza transformadora”, dijo, resaltando que Efecto Colectivo demuestra que “cuando se articulan voluntades, los resultados se sienten en los territorios”. La convocatoria de Efecto Colectivo Norte reunió a más de 50 postulaciones provenientes de distintas regiones y, tras una rigurosa selección, seleccionó tres iniciativas ganadoras y cinco finalistas que ya comenzaron a trabajar junto a servicios locales de educación pública (SLEP) y comunidades escolares de Atacama, Tarapacá, Antofagasta y Arica-Parinacota. Todas comparten un enfoque basado en la evidencia, la colaboración territorial y sostenibles de mejora en busca de modelos sostenibles de mejora educativa, que son los rasgos distintivos de este proyecto.
El evento contó con la participación de representantes del Ministerio de Educación, Fundación Chile, Unesco, y de los equipos de los SLEP, quienes destacaron la importancia de consolidar una comunidad educativa que aprenda colectivamente y que impulse la innovación desde el aula hacia el sistema. Desde BHP Foundation, su directora en Chile, Alejandra Garcés, reafirmó este compromiso, señalando que “el enfoque colaborativo que define a Efecto Colectivo ha sido fundamental para amplificar su impacto y fortalecer a las organizaciones que participan, especialmente en regiones donde los desafíos educativos son mayores”.
La jornada incluyó la proyección de los avances del programa y los resultados obtenidos desde su primera versión, iniciada en 2024, y concluyó con la entrega de reconocimientos a los equipos ganadores y finalistas, quienes recibieron piezas elaboradas por artesanos inspirados en la cultura diaguita, símbolo del vínculo entre identidad, arte y educación. Al cierre, Raad enfatizó el propósito central del programa: generar evidencia sobre cómo la colaboración territorial puede fortalecer la educación pública. “Si queremos lograr cambios sistémicos, requerimos impactos medibles y con evidencia”, señaló.
Ana María Raad: “Se necesitan más espacios donde el Estado, la sociedad civil y los territorios se reconozcan como parte de un mismo proyecto”
A un año y medio del lanzamiento de la primera versión del fondo Efecto Colectivo, su directora y fundadora, Ana María Raad, reflexiona sobre los resultados alcanzados y la expansión del programa hacia el norte del país. La iniciativa, impulsada por Fundación Reimagina junto a BHP Foundation y con el apoyo del Ministerio de Educación y la Unesco, ha logrado instalar una red de colaboración entre el Estado, la sociedad civil y la academia, que hoy trabaja por fortalecer el aprendizaje en la educación pública chilena.
Raad explica que los impactos se han manifestado en tres niveles. “Uno, por cierto, es en escalamiento y cobertura, o sea, llegar realmente a establecimientos públicos en zonas donde más se necesita la innovación. Un segundo nivel de impacto es cómo estos proyectos están informando y relacionándose con los servicios locales de educación, lo cual para la política educativa en Chile es muy importante. Y un tercer nivel es el impacto en la sociedad civil: hoy día es una sociedad civil que no compite, sino que colabora”, afirma. La directora destaca que esta transformación cultural es uno de los logros más relevantes del programa. “Efecto Colectivo es un aporte a la educación en términos de resultados de aprendizaje, pero también en cómo entendemos la educación como un desafío más global, de organizaciones, sostenedores y, en este caso, de los financistas”, señala.
Consultada por el trabajo de los proyectos ganadores del ciclo anterior, Raad comenta que la mayoría ha logrado replicar sus experiencias con éxito. “Hay proyectos que están replicando iniciativas que ya habían probado antes, y entonces los vemos súper positivos porque la hipótesis que teníamos —de que si funcionaba acá podía funcionar en otra región— está pasando. Pero algo aún más interesante es ver cómo estos proyectos se están asociando con otras organizaciones para escalar”, acota. Ejemplos de esa colaboración se observan en experiencias como Puentes Educativos, que trabaja en Llanquihue junto a otras dos organizaciones, o Teatro en la Educación (TELE), que se unió a las fundaciones La Balanza y Astoreca para expandir su metodología hacia Magallanes. “Los vemos muy arraigados al territorio, con mucho conocimiento local y capacidad de impactar en los servicios locales. En verdad, tener este tipo de innovaciones que no aparecen desde arriba hacia abajo, sino que nacen desde los territorios, es lo que estamos viendo”, enfatiza Raad.
Sobre la reciente convocatoria centrada en la zona norte, Raad resalta además la calidad de las organizaciones seleccionadas. “Todos los finalistas, los ocho, son de un nivel realmente excepcional para Chile. Tenemos que premiar a tres, pero esas ocho pueden estar muy listas para que otros inversionistas las apoyen o que otros servicios locales las adopten. Eso es lo bonito de esta premiación: no ver solo a los tres que pasaron al fondo, sino a todos los que quedaron, porque tienen un muy buen nivel”, asegura. Para ella, el verdadero desafío está en consolidar este ecosistema de aprendizaje colaborativo. “La educación pública necesita más espacios donde el Estado, la sociedad civil y los territorios se reconozcan como parte de un mismo proyecto. Cuando eso ocurre, los resultados empiezan a verse no solo en los indicadores, sino también en la confianza que vuelve a construirse entre las escuelas y sus comunidades”, concluye.
Fortalezas del Carácter Astoreca en la Patagonia “Lo que hacemos es entregar herramientas, acompañamiento y una metodología que permite que los colegios integren el trabajo con las fortalezas del carácter en su día a día, de manera transversal, en la sala de clases y en la gestión escolar. (…) Los colegios siguen trabajando el tema con sus equipos, incluso después de terminado el acompañamiento”. MATÍAS MOLLER Jefe de formación Fundación Astoreca.
