Aprendizaje Socioemocional (ASE)
El proyecto busca implementar y evaluar el Programa de Aprendizaje Socioemocional de Trabün en 88 establecimientos educacionales de alta vulnerabilidad de las regiones de O´Higgins y Biobío, con el objetivo de fortalecer el desarrollo socioemocional de los estudiantes desde NT1 hasta IV medio.
Desafíos que aborda
El Programa de Aprendizaje Socioemocional (ASE) de la Fundación Trabün nace desde la identificación de un problema en terreno: un bajo desarrollo afectivo y social en niños, niñas y adolescentes de establecimientos educacionales con alto índice de vulnerabilidad de Bajos de Mena. Este diagnóstico se hizo evidente en 2014 tras conversaciones sostenidas con profesores y directivos de dicho barrio, en las que estos manifestaron la necesidad de contar con un programa sistemático para abordar el desarrollo socioemocional.
Tras la realización de estudios y visitas a terreno se confirmó esta necesidad, que tras la pandemia fue aún más relevada. Son múltiples las causas de este diagnóstico, pero una de las principales es la falta de programas efectivos en el desarrollo socioemocional en Chile. En efecto, en una encuesta comparativa, los directores de escuelas que no utilizan el programa ASE de Trabün calificaron sus programas socioemocionales con un promedio de 3,6 sobre 5; mientras que sus colegas que sí lo hacen, calificaron sus programas con un promedio de 4,5 sobre 5, mostrando una mayor satisfacción.
En línea con lo anterior, se evidencia una insuficiente formación en docentes y directivos: un 43% de los directores encuestados declaró que sus establecimientos carecen de conocimiento técnico para implementar un plan formativo integral. Adicional a esto, antes de cursar un diplomado ASE de Trabün, los docentes calificaron sus propias herramientas para enseñar habilidades socioemocionales con 2,8 sobre 5, aumentando a 4,6 sobre 5 tras completar el diplomado.
Esto es relevante ya que diverge de la importancia que las comunidades educativas entregan a esta temática. En las escuelas se evidencia un reconocimiento de la relevancia del desarrollo socioemocional, toda vez que en la misma encuesta, los docentes y líderes educativos puntúan favorablemente la enseñanza y el impacto positivo del aprendizaje socioemocional en el rendimiento académico, con un promedio de 4,5 sobre 5.
Lo innovador
Los principales aspectos diferenciadores del proyecto son su metodología, el apoyo en la implementación y el modelo lúdico y vinculante del programa, que parte del lema “jugando se aprende”. La utilización de una metodología lúdica en el proceso de aprendizaje tiene múltiples beneficios para los estudiantes, al entregar un sentido de empoderamiento que 1) favorece la participación y la toma de decisiones; 2) brinda una experiencia significativa al vincularlos con temas relevantes y permitirles experimentar con la resolución de problemas desde una curiosidad genuina; y por último, 3) resulta entretenido, generando placer, diversión, interés y alegría (Mardel et al, 2021).
Esta metodología ha sido muy bien recibida por las comunidades educativas. De hecho, los actores de los establecimientos educativos que trabajaron con ella el año pasado puntuaron con una nota 4,4 de 5 la siguiente afirmación: “Es posible lograr aprendizajes profundos utilizando estrategias lúdicas en el aula” (F. Trabün, 2024).
Por otro lado, el proyecto no pretende tan solo entregar un programa, sino además asegurarse de que se implemente de manera correcta y efectiva, y de que los docentes cuenten con todo lo necesario para hacerlo. Para ello se dispone de una serie de elementos de apoyo a la implementación que forman parte de la propuesta técnica. Así, el proyecto se diferencia de otros porque, junto con entregar material, fortalece las capacidades de los docentes que lo utilizan. Por último, este Programa de Aprendizaje Socioemocional (ASE) es sistémico, considerando a todos los actores de la comunidad educativa. Pretende que se utilicen estrategias transversales de ASE en otros espacios de la vida escolar y se busca trabajar con los apoderados o cuidadores de los estudiantes, a quienes se espera hacer partícipes con actividades para el hogar, boletines y reuniones.